lunes, 20 de octubre de 2008

Entre risas y lavandas, entre rocas y olivos caminas a mi lado. Tierras, añiles, escalinatas, un pueblo, mariposas de alas cristalinas en un trozo de papel partícipes silenciosas de nuestro amor.
A lo lejos la figura grácil de un pequeño felino que atento observa nuestro devenir cogidos de la mano. Permanece quieto, mirándonos, sumándose a la complicidad de todo lo que nos rodea, de nuestras voces, nuestra presencia, nuestras miradas.
Juguetón, maúlla, gira panza arriba reclamando caricias, dejándose hacer con los ojos entrecerrados y un ronroneo creciente. Un poco más abajo, un perro celoso pretende, con insistentes ladridos, muestras de cariño también para él.
Nos miramos sorprendidos, imposible evitar una carcajada. Me tomas entre tus brazos, me besas y el mundo desaparece: sólo tú, sólo yo, nosotros.
Nuevas risas nos regresan a la realidad. No hay misterios, sólo nosotros bajo el techo del que cuelga un ventilador con sus aspas quietas, mientras el tiempo da otro giro hacia nuestro pasado, presente y futuro.


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No recuerdo de donde saqué este texto...

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