martes, 5 de agosto de 2008

Victória Francés, Favole

3.Gélida Luz

Angelique Violetas en el Hielo

"La muerte es un ángel", cantaba Perséfone, la niña enfermiza que soñaba con ser mujer, bailar en salones con cientos de pretendientes y vivir en un cuento de brujas y fantasmas.
Su mirada lánguida de muñeca triste cruzaba constantemente el ventanal de su cabaña, donde la nieve caía dulcemente y cubría el camino hacia el bosque. Perséfone estaba acostumbrada a la enfermedad desde su nacimiento y, aunque el frío de la nieve fuese mortal para ella, decidió salir aquella mañana, dar un pequeño paseo por el bosque y sentir el frío que su madrastra le prohibía constantemente... no sin antes espolvorearse el rostro blanco como la nieve, pintar de carmín un corazón en sus labios y peinarse los bucles de ébano.
Ataviada como una hermosa princesa, salió de la cabaña y se adentró en el bosque helado, mientras mordía una manzana tan roja como la sangre... hacía mucho frío, tanto que las piernas en ocasiones parecían no obedecerla y el pecho se amorataba dolorosamente. Agotada, decidió asentar el cuerpo en la nieve y se puso a temblar.

"Rojos como la sangre son tus labios, Angelique, negras tus alas de muerte cuando vengas a por mí...", cantaba la niña y, sin motivo, comenzó a sangrar debajo de la falda morada y corrumpió la pureza de la nieve... Su primera menstruación había llegado y, con ella, el fin de su infancia.

De repente, un cortejo de mariposas víoláceas le cruzó por delante del rostro y, a causa del sobresalto, un bocado de la manzana obstruyó la garganta de la niña.
El frío de la nieve y la roja manzana se inyectaron como un veneno letal en la muchacha, que falleció de asfixia, en plena pubertad.

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