martes, 23 de octubre de 2012

El Laberinto de la Rosa, Titania Hardie

"Con seis pasos decididos se alejó del centro, donde alguna vez -aún se veían los pernos- se había colocado una placa que mostraba a Teseo y al derrotado Minotauro. 
Giró hacia la izquierda y sintió el inconfundible perfume de las rosas, una fragancia que le pareció exótica. Sus pies giraron en un ángulo de ciento ochenta grados y siguió caminando con la esperanza de ver quién o qué había rociado ese aroma, pero nada ni nadie apareció ante sus ojos. Distinguió de nuevo el perfume cuando volvió a girar hacia el este, y le pareció ver una tela flameante, pero era sólo fruto de una ilusión óptica y de su propio vértigo. Logró completar el recorrido del laberinto sin interferencias. 
Salió desde el centro del laberinto casi sin aliento, caminó por la nave principal hasta dejar atrás el altar y llegó a la Capilla de la Virgen, donde encendió un cirio. Costaba dos euros con cincuenta céntio, pero valía la pena. Sintió que su madre estaba allí, junto a él, que le protegía. 
-I am now what I was not there- dijo con voz serena.

Abandonó la catedral por el atrio del norte dando grandes zancadas. No sentía el contacto de sus pies con el suelo. Tampoco advirtió que una sombra surgida desde detrás de la columna se deslizaba en la luz mortecina."

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