"...Dos dÃas sin efectos teatrales por mi parte contribuyeron a que todos se relajaran. Dedan seguÃa con sus bravuconadas y su chulerÃa, pero habÃa dejado de llamarme "chico" y se quejaba mucho menos, de modo que lo consideré una victoria.
Exaltado por ese modesto éxito, decidà llevar a cabo un intento activo de conversar con Tempi. Si tenÃa que dirigir aquel grupo, necesitaba conocer mejor al Adem. Y lo más importante: necesitaba saber si era capaz de pronunciar más de cinco palabras seguidas.
Asà que me acerqué a él cuando paramos para comer. Tempi se habÃa sentado un poco apartado de todos nosotros. Y no porque mantuviera una actitud distante. Los demás charlábamos mientras comÃamos; Tempi, en cambio, sólo comÃa.
Me senté a su lado con mi almuerzo: un trozo de salchicha seca y unas patatas fritas.
-Hola, Tempi.
Levantó la cabeza y asintió. Durante un segundo vi un destello en sus ojos gris pálido. Entonces desvió la mirada, moviendo las manos inquieto. Se pasó una por el pelo y por un instante me recordó a Simmon. Ambos tenÃan una constitución delgada y el cabello rubio rojizo. Pero Simmon no era tan callado. A veces, cuando conversaba con Sim, no conseguÃa intercalar ni una sola palabra.
Ya habÃa intentado hablar con Tempi otras veces, por supuesto. Normalmente eran charlas sin importancia: sobre el tiempo, sobre cómo nos dolÃan los pies tras caminar todo el dÃa, sobre la comida. No habÃa servido de nada. Como mucho, le habÃa sonsacado una palabra o dos. la mayorÃa de las veces, sólo una cabezada o un encogimiento de hombros. Lo más habitual era una expresión vacÃa, luego agitaba un poco las manos y rehuÃa de plano mirarme a los ojos.
Por eso ese dÃa yo tenÃa preparada una táctica para entablar conversación con él.
-He oÃdo hablar del Lethani- dije -. Me gustarÃa saber algo más. ¿Quieres contarme algo?
Los ojos grises de Tempi se encontraron con los mÃos brevemente, pero su rostro seguÃa sin expresar nada. Entonces volvió a desviar la mirada. Cogió una de las correas de piel rojas que le ceñÃan la camisa al cuerpo y hugueteó con la manga.
-No. No hablo del Lethani. No es para ti. No preguntes.
Volvió a desviar la mirada. , esa vez hacia el suelo.
Conté mentalmente. Once palabras. Al menos eso contestaba una de mis preguntas..."
martes, 13 de diciembre de 2011
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