domingo, 18 de julio de 2010
martes, 6 de julio de 2010
Oscar Wilde, The Picture Of Dorian Gray
"After ther perfomance I went behind and spoke to her. As we were sitting together, suddenly there came into her eyes a look that I had never seen there before. My lips moved towards her. We kissed each other. Ican't describe to you what I felt at that moment. It seemed to me that all my life had been narrowde to one perfect point of rose-coloured joy. She trembled all over, and shook like a white narcissus. Then she flung herself on her knees and kisssed my hands. I feel that I should not tell you all this, but I can't help it. Of course our engagement is a dead secret. She has not even told her own mother. I don´t know what my guardians will say. Lord Radley is sure to be furious. I don't care. I shall be of age in less than a year, and then I can do what I like. I have been roght, Basil, haven't I, to take my love out of poetry, and to find my wife in Shakespeare's plays? Lips that Shakespeare taught to speak have whispered their secret in my ear. I have had the arms of Rosalind around me, and kissed Juliet on the mouth."
lunes, 5 de julio de 2010
Anja Harteros
Definitivamente quiero ser como ella.
Es una soprano alemana increible.
En el viaje a Berlín fuimos a ver la ópera de Verdi, Otelo. Tenía miedo de que no me fuese a gustar, pero ahí estaba ella en el papel de Desdémona.
http://www.youtube.com/watch?v=5wfa5iJlRsg&feature=related
Esta es una de las canciones de la ópera junto a algunas imágenes.
jueves, 1 de julio de 2010
Cielo Latini, Abzurdah
Una nena que creció leyendo Bécquer, mientras sus compañeras jugaban a ver quién se pintaba los labios del color más lindo, no es normal. Y nunca invité a una amiga a mi casa. Nunca, nunca, nunca. Nunca me llamaron por teléfono (quizá de ahí venga mi casi fobia telefónica). Pero no exagero. Creo que ni yo me sabía mi teléfono de memoria. Bueno, era rara, atrozmente rara.No solamente porque no tenía los mismos hábitos que todas las demás, sino porque era bastante acomplejada gracias a (creía yo) mis viejos y mis compañeros del colegio.
Dos ejemplos rapidísimos:
1 Verónica. ¡Cómo olvidarte! En algún momento pensé que era mi amiga. Resultó ser una imbécil, como todas. Y además, protagonista de uno de los peores recuerdos del maldito primer colegio al que fui. Ella, delgada y morena. Yo, casi obesa y blanca como los dientes de mi gato.
Una profesora nos pidió que alguien le alcanzase, por favor, la guitarra que estaba detrás de un mostrador de madera. Para acceder a la guitarra había que pasar por un estrecho (bueno, no tan estrecho) espacio entre paared y mostrador. Yo, voluntariosa y alumna predilecta, me levanté para hacerlo y sucedió lo obvio: no pasé. Era un tanqque, admitámoslo. Verónica-morocha, graciosa, con una sonrisa resplandeciente- se acercó dando saltitos al cántico de :"Yo voy a Slim, voy a Slim. Yo voy a Slim, voy a Slim."
¿Qué más puedo agregar? Verónica alcanzó la guitarra y yo me puse colorada. Y a llorar, supongo. (...)
2. (...) Después todos se fueron a trepar árboles. Peligro: no sé trepar árboles. Es decri, sí sé, pero nunca me animaba. Tenía la idea de que el árbol no iba a poder soportar mi peso. Y de hecho, sentía que las ramas de derretían debajo de mí. Es por eso que ptra vez, mientras todos subían a los árboles y jugaban a ver quién llegaba más alto, yo quedaba fuera. Abajo. con las hormigas. Y los seres humanos arriba.
El tema es que después se cansaron de trepar y cominamos todos juntos por entre los árboles. Me sentía bien. Todos estábamos abajo. de repente, Enrique no tuvo mejor idea que hacer5 un comentario filoso. ¿ya les dije que me gustaba Enrique? (...) Enrique me miró y me dijo: " Y pensar que cuando éramos chicos eras la más linda. Eras hermosa.'¡Cómo cambia la gente! ¿No?"
No recuerdo mucho acerca de ese colegio ni de sus integrantes; pero cuando mucho después me preguntaban por qué era anoréxica y no me creían que había sido gorda, yo pensaba para mis adentros: "Ja, pregúntenle a Verónica o a Enrique"
Dos ejemplos rapidísimos:
1 Verónica. ¡Cómo olvidarte! En algún momento pensé que era mi amiga. Resultó ser una imbécil, como todas. Y además, protagonista de uno de los peores recuerdos del maldito primer colegio al que fui. Ella, delgada y morena. Yo, casi obesa y blanca como los dientes de mi gato.
Una profesora nos pidió que alguien le alcanzase, por favor, la guitarra que estaba detrás de un mostrador de madera. Para acceder a la guitarra había que pasar por un estrecho (bueno, no tan estrecho) espacio entre paared y mostrador. Yo, voluntariosa y alumna predilecta, me levanté para hacerlo y sucedió lo obvio: no pasé. Era un tanqque, admitámoslo. Verónica-morocha, graciosa, con una sonrisa resplandeciente- se acercó dando saltitos al cántico de :"Yo voy a Slim, voy a Slim. Yo voy a Slim, voy a Slim."
¿Qué más puedo agregar? Verónica alcanzó la guitarra y yo me puse colorada. Y a llorar, supongo. (...)
2. (...) Después todos se fueron a trepar árboles. Peligro: no sé trepar árboles. Es decri, sí sé, pero nunca me animaba. Tenía la idea de que el árbol no iba a poder soportar mi peso. Y de hecho, sentía que las ramas de derretían debajo de mí. Es por eso que ptra vez, mientras todos subían a los árboles y jugaban a ver quién llegaba más alto, yo quedaba fuera. Abajo. con las hormigas. Y los seres humanos arriba.
El tema es que después se cansaron de trepar y cominamos todos juntos por entre los árboles. Me sentía bien. Todos estábamos abajo. de repente, Enrique no tuvo mejor idea que hacer5 un comentario filoso. ¿ya les dije que me gustaba Enrique? (...) Enrique me miró y me dijo: " Y pensar que cuando éramos chicos eras la más linda. Eras hermosa.'¡Cómo cambia la gente! ¿No?"
No recuerdo mucho acerca de ese colegio ni de sus integrantes; pero cuando mucho después me preguntaban por qué era anoréxica y no me creían que había sido gorda, yo pensaba para mis adentros: "Ja, pregúntenle a Verónica o a Enrique"
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