martes, 29 de septiembre de 2009
Kafka y la muñeca viajera, Jordi Sierra i Fabra
En el último año de su vida, Kafka encontró en el parque Steglitz de Berlín a una niña que lloraba desconsoladamente. La niña contó a Kafka que había perdido a su muñeca, pero éste le explicó que su muñeca estaba en realidad de viaje y que a través de él, el cartero de las muñecas, podrían estar en contacto. Así, durante tres semanas, Kafka fue escribiendo y entregando cartas en nombre de la muñeca viajera a la pequeña.
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